¿Y si el proveedor te deja colgado? La importancia de tener un plan B.

Imagina esto: es lunes, abres tu ferre, te acabas de servir tu cafecito, prendes la compu o abres el WhatsApp, y de repente te llega el mensaje:
“Buen día, por el momento no tenemos disponibilidad del producto, su pedido estará llegando hasta dentro de 4 semanas.”

Se te cae el alma. Porque ese producto es el que más se mueve. El que te piden diario. El que hasta ya se vende solo. Y ahora resulta que vas a tener que decirle al cliente que no hay... justo al cliente que SIEMPRE te lo compra.

¿Te ha pasado? Seguro que sí. A todos nos ha pasado. Y aquí es donde entra el famoso: "tener un plan B".

El error de confiar ciegamente

Muchos dueños de ferretería se casan con un solo proveedor porque les da buen precio, porque es compa de confianza o porque siempre les ha cumplido... hasta que un día deja de cumplir. No porque quiera, sino porque el transporte se atrasó, la fábrica tuvo fallas, hubo una huelga o vía crucis logístico.

Y justo ese día te das cuenta de que dependías demasiado.

Tener un plan B no es ser infiel, es ser inteligente

Tener un segundo proveedor para los productos clave no es traición, es estrategia. Es cuidar tu inventario, tu reputación y, sobre todo, a tus clientes.

Y no solo se trata de tener otro proveedor, sino de tenerlo listo: ya con contacto, con catálogo revisado, condiciones de crédito claras y precios mapeados.

Algunos beneficios de tener plan B:

  • Evitas quiebre de stock en productos esenciales: porque no hay nada peor que decirle al cliente "ya no hay" y ver cómo se va con la competencia.

  • Negocias mejor: cuando el proveedor sabe que no es el único, cuida más el servicio, te responde más rápido y hasta se pone las pilas con los precios.

  • Te adaptas rápido a cambios de precios, retrasos o novedades del mercado. El plan B te permite seguir vendiendo mientras otros siguen esperando.

  • Duermes más tranquilo: no estás con el Jesús en la boca cada vez que haces un pedido. Y eso, en este negocio, vale oro.


Pero cuidado: no se trata de tener 10 proveedores para todo

No es un concurso de a ver quién tiene más contactos en la libreta. Tampoco se trata de volverte loco llamando a medio mundo. Se trata de ser estratégico: identificar tus productos clave, esos que se te van como pan caliente o que te dan buena ganancia, y asegurar una segunda opción por si las moscas.

No necesitas tener tres proveedores para los tornillos que vendes una vez al mes. Pero para esa marca de adhesivo que no te dura ni una semana en anaquel, más vale tener plan B (y hasta plan C si puedes). Esto es planificación, no paranoia. Es cuidar tu negocio.

Lo que puedes ir haciendo desde ya:

  • Haz una lista de tus top 20 productos más vendidos. No adivines, checa tu historial de ventas y saca los que siempre se mueven.

  • Revisa de cuáles dependes de un solo proveedor. Esos son los focos rojos. Si hay muchos, ya sabes por dónde empezar.

  • Investiga y contacta al menos una segunda opción confiable para cada producto clave. No esperes a que haya crisis, hazlo con tiempo.

  • Negocia precios, tiempos y condiciones con ese plan B. No se trata solo de tener el número guardado, sino de saber que puedes contar con ellos.

  • Guarda toda esa info ordenadita: nombre, contacto, precios, tiempos de entrega, formas de pago, mínimo de pedido, etc. Una hoja de cálculo, una libreta, tu sistema… pero tenlo a la mano.

  • Y si puedes, haz un pedido de prueba. Así conoces cómo es el servicio, qué tan rápido entregan y qué tan buena es la calidad. Mejor conocerlos con calma que tener que jugártela cuando ya estás contra la pared.


Y como diría tu compa el de bodega:

"Más vale tener de más que estarle llorando al cliente"

Tener un plan B no es paranoia, es previsión. Y en este negocio, los que mejor se preparan, mejor venden.

¡Nos leemos en el siguiente Ferreblog! Y si ya tienes una anécdota de cuando tu proveedor te dejó colgado, cuéntala en los comentarios (con nombres cambiados, claro).