¿Te ha pasado que tienes la bodega llena, pero cuando un cliente llega a pedir justo lo que necesita… zas, no tienes en existencia? Eso duele más que tu cliente predilecto se vaya a la competencia.
Hoy te enseñaremos de un truco sencillo pero poderoso para tener de todo sin gastar tanto: el método ABC. No, no es la canción del kinder ni nada raro, es un sistema de clasificación para organizar mejor tu ferretería y sacarle más jugo (y lanita) a tu stock.
¿Qué es el método ABC?
Pongámoslo fácil. Imagínate que todo tu inventario son como tus compas:
- Productos A: Los más importantes en tu ferretería. Esos que siempre te sacan del apuro, como el compa que trae la camioneta cuando hay mudanza. Son pocos, pero generan la mayor parte de tus ventas (y ganancias).
- Productos B: Los que no fallan, pero tampoco hacen fiesta. Se venden bien, tienen su lugar fijo en el anaquel, pero no son las estrellas de rock de la ferre.
- Productos C: Los que casi ni saludan. Esos clavos que compraste por cajas y llevan meses empolvándose o aquellos productos que ya hasta les festejas el cumpleaños.
La idea es ponerle más atención a los productos A, tenerlos siempre bien surtidos y vigilados, porque son los que realmente le traen lana a tu negocio. Piensa en ellos como la gasolina de tu ferretería: sin ellos, el motor se apaga. Ejemplos claros son el cemento, la varilla, las pinturas básicas o las herramientas de mano que se van como pan caliente. Si no los tienes a la mano, el cliente se va con la competencia sin dudarlo. Así que dedícales más espacio en la bodega, revisa constantemente su stock y hasta negocia con tus proveedores para tener mejores precios y entregas rápidas.
¿Cómo aplicar el método ABC en tu ferretería?
- Haz una lista de todo tu inventario. Incluye desde lo más grande (sacos de cemento, yeso, block o ladrillo) hasta lo más pequeño (clavos, brocas, empaques).
- Saca los números: revisa cuánto vendes de cada producto, cuánto dinero dejan y cada cuánto los repones. Aquí vale la pena usar tu sistema de punto de venta para ver los históricos de ventas y compras.
- Clasifica:
- A: 20% de los productos que generan el 80% de las ventas. Ejemplo: cemento, varilla, cinta teflón, candados, etc.
- B: 30% de los productos que generan un 15% de las ventas. Ejemplo: herramientas manuales, escaleras.
- C: 50% de los productos que generan apenas el 5% de las ventas. Ejemplo: herramientas eléctricas, tinacos, piezas muy específicas que solo algunos clientes piden o productos nuevos que aún no despegan.
Una vez que los tengas clasificados, ponles color en tu lista (verde para A, amarillo para B, rojo para C) para que visualmente sea más fácil saber qué merece más atención.
Así, sabrás dónde poner tu atención y que artículos vigilar y cuidar más. ¡Y no, no se vale que todo sea “A” solo porque el proveedor te cae bien!
¿Y qué ventajas tiene usar el método ABC?
- Siempre tendrás en stock lo que más se vende. Los productos A son los que mantienen viva la ferretería y representan gran parte de tus ganancias. Al tenerlos siempre disponibles, garantizas un flujo constante de dinero en tu negocio.
- Dejas de gastar en artículos que no se mueven. Los productos C suelen ocupar espacio y paralizar tu dinero. Al identificarlos, evitas seguir comprando lo que ya tienes en exceso y concentras tus recursos e inversión en lo que sí se vende rápido.
- Aprovechas mejor tu espacio de bodega. Con una clasificación clara, se acaban las cajas arrumbadas en las esquinas y los productos que nadie recuerda. El orden facilita encontrar rápido lo que buscas y tener un inventario mucho más ágil.
- Diseñas estrategias para mover lo lento. Los productos C no tienen por qué ser un dolor de cabeza. Puedes ponerlos en oferta, integrarlos en combos atractivos o usarlos como obsequio para fidelizar a tus clientes.
Aplicar el método ABC es como decidir en qué equipo de futbol meterle tu apuesta del domingo: sabes que el favorito siempre trae más chance de ganar, así que ahí pones la mayor parte de tu lana. Con tu ferretería pasa igual: el chiste no es tener la bodega ordenadita, sino invertir mejor tu lana en lo que de verdad se vende.
Recuerda que invertir en lo correcto es la diferencia entre una ferretería llena de polvo o una ferretería que siempre tiene flujo de efectivo. ¡Nos vemos en el próximo Ferreblog!