Cambiar de proveedor puede sentirse como cambiar de compañero de parranda: al principio hay dudas, recuerdos buenos (y malos), y la incertidumbre de si el nuevo aguantará la fiesta. Pero cuando ya no cumplen, te dejan mal o simplemente hay mejores opciones, llega el momento de hacer algo. Por eso aquí te dejamos 4 puntos que debes considerar antes de tomar la desición. ¡Vamos a lo bueno!
Haz una lista de razones claras: ¿te entregan tarde?, ¿suben precios sin avisar?, ¿te hacen sentir que les estorbas? Tenerlo claro te ayuda a no cambiar por cambiar, sino a mejorar.
Haz memoria: ¿cuántas veces te ha tocado perseguir tu pedido como si fuera niño travieso? ¿Te cambian el precio a la mera hora o te dicen "no hay" cuando ya el cliente está esperando? Eso es señal de que algo no está bien.
Si ya van tres pedidos donde te entregan lo que quieren y no lo que pides, no es coincidencia... es costumbre. Y si además te contestan con flojera o te hacen sentir que les haces un favor por comprarles, entonces sí, ya va siendo hora de cambiar la jugada.
Investiga nuevas opciones. Compara precios, tiempos, trato y condiciones. Pregunta a otros ferreteros, que aquí la voz del pueblo sí es sabiduría.
Puedes unirte a grupos de Facebook donde se reúnan otros ferreteros como tú. Ahí se comparten experiencias reales, se recomiendan buenos proveedores y también se advierte de los que ya la regaron.
Si aún no lo haces, échale un ojo a nuestro grupo, ahí sí que se habla sin pelos en la lengua y entre todos nos ayudamos a elegir mejor.
Haz un pedido pequeño con el nuevo proveedor. No te vayas con todo el inventario sin antes tantearle el agua a los camotes. Este pedido de prueba te sirve para evaluar varios aspectos: ¿Te entregan a tiempo?, ¿Los productos llegan en buen estado?, ¿Responden bien si hay un problema? Es como una primera cita: si algo huele raro, mejor no le sigas. Aprovecha esta prueba para revisar desde la atención hasta la factura. Si desde el principio hay excusas o confusiones, imagínate después con un pedido grande.
Revisa contratos, avisa a tu proveedor actual y actualiza tus sistemas si hace falta. Antes de dar el portazo, asegúrate de revisar si hay cláusulas de salida, penalizaciones o algún compromiso pendiente. No se trata de pelear, sino de cerrar el ciclo como todo un profesional.
A tu proveedor actual, dale el aviso con tiempo. Aunque ya no quieras seguir, siempre es mejor despedirse bien. No sabes si mañana necesitarás regresar, y más vale dejar la puerta entreabierta que cerrarla a patadas.
Además, ten listo tu sistema de punto de venta, listas de precios, catálogos y cualquier ajuste interno. Cambiar de proveedor puede implicar ajustar códigos, rutas de pedido, e incluso capacitar al personal si es que el nuevo maneja distinto los procesos.
Cambiar de proveedor es como afilar el machete: cuesta un poco al principio, pero después corta mejor. No es una decisión para tomarse a la ligera, pero tampoco hay que quedarse con el que no da el ancho solo por costumbre. Con los pasos adecuados, puedes mejorar tu negocio, ahorrarte una lana y quedarte con un proveedor que sí te sume. Y recuerda: ¡Tú mandas en tu negocio!